A los pocos meses de cancelarse o cerrarse la circulación definitiva del ferrocarril de Haro a Ezcaray, que fue muy desagradable para esta zona, principalmente para nuestra ciudad, fuimos a Madrid una comisión del ayuntamiento para la invitación a las fiestas del santo.- Queríamos visitar al director general de ferrocarriles, cuyo titular era el agradable y simpático Sr. Ochendo y al entrar a su despacho, nos recibió con la frase “Coño con los de Santo Domingo, supongo que vendréis echando humo”.
Tenía mucha prisa dicho señor, pues nos dijo que estaba atendiendo al entonces príncipe de Asturias don Juan Carlos, que se hallaba revisando cómo funcionaba dicho Ministerio, pero le rogamos que le insinuara que, una comisión de nuestra corporación tenía interés de saludarle, ya que hacía pocos años que nos había visitado, como cadete de la academia militar de Zaragoza. Y efectivamente, salió don Juan-Carlos y estuvimos charlando un buen rato, acerca de Ezcaray y de nuestra ciudad.-
Sobre el año 1960, “tocó” el premio gordo de la Lotería Nacional en nuestro pueblo.- Se vendieron bastantes series en el comercio de ultramarinos de los cónyuges doña Silvina Merino y don Silviano Gil.- Los décimos se habían comprado en la administración local de doña Irene Muñoz.
Entre los años 1970 y 1975 se fundó la calceatense “Peña El Salero” que, desde su fundación proporciona alegría en nuestras fiestas.- Uno de sus fundadores, don Ricardo García “Malaleche”, fue quien prácticamente la dirigió, pues era su hombre base.-
En los años anteriores a la guerra civil, como no había aparatos de radio ni distracciones en las casas, se vivía mucho en los bares y tabernas. Era frecuente salir por la noche los señores con su cazuelita o sus aperitivos y pedir un porrón pequeño de vino y como esto lo hacían varios amigos mas, pasaban el rato distraído.- Por la misma razón, los novios y cuadrillas de amigos jóvenes, salían a pasear de noche.- Se hacía en la Calle del Pinar y si llovía, se iban a los soportales de la plaza de la Alameda.- .Últimamente se hizo en el paseo del Espolón.-
Las eras, donde cosechaban los labradores con sus “trillos”, al no haberse inventado todavía las máquinas trilladoras, se encontraban en los llamados barrios de La Puebla, San Francisco y “El Rollo” ó carretera de Cirueña..
La casa-cuartel de la guardia civil, estuvo situada durante muchos años en la hoy llamada avenida de Sor María de Leiva, en un edificio propiedad de don Máximo Arenas.- Posteriormente se trasladó al nuevo cuartel ubicado en el paseo de la Carrera, hoy avenida de Haro.-
Durante la guerra civil y la posguerra, hubo cartillas de racionamiento, siendo el delegado municipal encargado de los suministros, don Marino Pinto Virtus.-
La segunda moto Vespa nueva que tuve, la compré hacia el año 1955, en el garaje de don Cecilio López, por el carísimo precio en aquellos tiempos, de 18.000 pesetas, pagadas en 18 letras de 1.000 pesetas cada una.
La primera dentista que conocí aquí, fue doña Josefina González, asturiana que vivió entre nosotros muchos años, hasta su jubilación. Para hacer los empastes, tenía un torno, accionado por pedal parecido al de los afiladores, ya que los eléctricos no existían.
El sacerdote don Benito Gil y el señor Clemente, dueño del bar “La Estación”, fallecieron en distintos momentos, envenenados por comer setas de campo. Causó gran impresión la noticia, ya que ambos señores eran muy expertos y entendidos en dicho producto.
Los autobuses de las líneas a Logroño, propiedad de don Simeón Murga Sánchez y de don José López Ezquerro “Pepón”, llevaban en su techo exterior, asientos corridos, que usaban los viajeros en las aglomeraciones, como para ir y venir a las fiestas de San Mateo, con el consiguiente peligro de tropezar con las ramas de un árbol o en un “frenazo” y caerse a la carretera con las fatales consecuencias posibles. Pero en aquellos tiempos nunca pasaba nada.
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